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Parte 4/5 del relato del chico de la grúa

No aguanto mucho viéndome, me cogió del cuello y me puso a cuatro patas.  Se acerco a mi oído y susurrándome me dijo que me la iba a meter toda  en mi coño, y que si la perrita gemía la sacaría y se quedaría sin  polla. Y así fue, la metió toda de golpe, abriéndome todo el coño, lo  más profundo que podía, hasta que sus huevos chocaron con mi clítoris y  se empapaban con mi flujo. Hice todo lo que pude para no gemir, me mordí  el labio y aguante la respiración, quería polla y sabia que si gemía el  cabrón la sacaría solo para hacerme sufrir y reírse de mi. Conseguí no  gemir, solté un buen suspiro ahogando el gemido. No se movía, tenía su  polla clavada dentro de mi, notando como palpitaba, con sus manos en mi  cuello, empujándome todo lo que podía hacia él… Estaba disfrutando tanto  con esta situación, tan cachonda, tan sumisa, tan sucia… 

 No pude evitar decirle bajito que me follara, que por favor, me  reventara mi coñito hasta hacerme gritar, que haría todo lo que  quisiera, pero que me follara de una vez. Me soltó del cuello y escuche  una risita, me dijo que eso es lo que quería, una buena perra obediente,  e introdujo dos dedos en mi boca, abriéndome la por las comisuras. Ahí  estaba yo, a cuatro patas, en una terraza, con una polla clavada en mi  coño hasta el fondo, sacando el culo para que entrara entera y la boca  abierta con sus dedos, babeando con la lengua fuera... Imaginaros que  espectáculo. 

 Empezó a sacarla y meterla, despacito, de la punta hasta los huevos,  dejándome sentir cada centímetro de su polla, bien despacito, mientras  gemía un poco con sus dedos en mi boca, no podía parar de babear, de  soltar pequeños gemidos mientras su polla entraba y salía. Sin avisar,  me sacó los dedos de mi boca, me los metió hasta el fondo de la  garganta, los sacó cuando cuando solté una buena arcada y empezó a darme  bien fuerte. ¡¡POR FIN!! Estaba deseando este momento toda la noche…. 

 Me folló un buen rato así, a cuatro patas en el suelo, mientras no  paraba de darme embestidas y me abría el coño con las dos manos. No  sabéis lo que me encanta eso, notar como me lo abren con fuerza,  sentirlo bien abierto por la polla que me está follando… De vez en  cuando me daba un buen azote, uno en cada nalga mientras no paraba de  decirme que ojalá me viera la cara de puta que tenía y me recordaba lo  que me gustaba ser una perra, lo mojada que estaba y el buen coñito que  tenía. Como me gusta que me lo digan, de verdad... 

 Cuando se cansó de follarme a cuatro patas, se sentó en el sillón y me  dijo, ahora te toca a ti, pedazo de puta, enséñame como folla la mejor  perra de todas. Sin pensármelo ni un segundo, viendo esa polla dura  esperándome, me gire y me senté encima de ella. Como entraba de fácil,  entre lo mojada que estaba yo y lo mojada que se la había dejado… Bfff

 Se sentó con los brazos detrás de la cabeza, esperando que ahora me lo  follará yo, así que quise dar lo mejor de mi, demostrarle lo cachonda  que estaba. Con su polla dentro y yo totalmente apoyada en sus piernas,  empecé a mover mis caderas, sin sacarla, solo haciendo círculos, notando  como su polla recorría todas las paredes de mi coñito. Primero  lentamente, luego acelere el ritmo, quería hacerle sufrir yo a él ahora,  quería que deseara clavarme la hasta el fondo una y otra vez. Notaba su  respiración acelerada en mi espalda, unos pequeños gemidos, podía ver  como miraba mi culo todo el rato, como se mordía el labio, como  suspiraba y cerraba los ojos de placer, veía como sus dedos de los pies  se encogían de lo cachondo que estaba. 

 Mientras él disfrutaba yo no paraba de moverme, de tocarme el clítoris  que estaba super sensible e hinchado. Estaba a punto de correrme, quería  alargarlo lo máximo posible para que fuera una buenísima corrida, y le  daba golpecitos suaves, siempre hasta llegar al límite. Cogía flujo de  mi culo, de sus huevos y lo llevaba hasta él, dejándolo bien mojado, sin  parar de gemir, no se si fuerte o despacio, pero gemía sin parar, los  vecinos fliparian… No podía ni darle tres golpes seguidos porqué si no  me hubiera corrido. Cada vez mi respiración era más y más seguida, más  fuerte, mis gemidos se intensificaban al máximo, estaba a puntito de  correrme, de darle toda mi corrida. Yo creo que se dio cuenta de que me  iba a correr, estaba más mojada de lo normal y paraba a cada rato de  moverme. Si me la metía y la sacaba estaba acabada, me correría como  nunca, y la verdad me daba vergüenza correrme a chorros con él, así de  primeras... 

 Así que como vió como estaba, que no quería sacarla y meterla para no  correrme, me metió un dedo en el culo, en plan gancho, tirando hacia  arriba, y con la otra mano me cogió de las caderas y me dijo, te vas a  correr puta y lo sabes, ¿o no quieres que siga follándote? 

 No me dio tiempo ni a responder, de repente empezó a follarme mientras  tiraba de mi culo con el dedo, abriéndolo lo máximo que podía. Se  escuchaban los golpes de mi culo contra su pelvis, me movía de arriba a  bajo como quería, clavándome la toda, bien fuerte. Me dolía un poco pero  a la vez me encantaba que me manejara como quería. Sacó el dedo del  culo y me hizo lamerlo todo, dejándolo bien limpito. Cuando lo hice, me  cogió por las caderas y me puso de rodillas en el sillón, quedando mi  culo y mi coño a su disposición. Ahí si que me podía follar bien fuerte,  moverme y manejarme a su antojo, como él deseara. 

 Me puso la cabeza contra el respaldo, de lado, estampada, apretando con  su mano mi cara y me dijo que escupiera en su mano. Así lo hice, fue  directa a su polla, la mojó bien y me la metió entera en el culo. DIOS!  No me lo esperaba para nada, no había pensado en darle mi culo en ningún  momento, pero estaba tan cachonda que no me importó, todo lo contrario,  quería que disfrutara al máximo conmigo, que me hiciera todo lo que él  deseara para satisfacerle y que fuera el mejor polvo de su vida… 

 Me la metió de golpe y me quejé con un gemido entre placer y dolor. Le  miré de reojo, y vi como el cabrón se reía de mí. Me sentía tan puta,  tan usada, tan guarra, tan bien… A la vez que me sonreía recuerdo que me  decía, sé que te encanta por el culo, no te quejes, que lo tienes ya  abierto de tanto usarlo, pedazo de zorra... Joder, como traga este  pedazo de culo, llevo toda la noche pensando en en follarmelo, pero no  sabía si ibas a ser tan buena zorra como para dármelo… Ya veo que sí. 

 Yo solo podía mirarle, con las cejas hacia arriba, con cara de buena  niña pero a la vez de guarra. El nivel de excitación había llegado al  límite, y después de decirme eso, de humillarme así, diciéndome de todo y  follándome a su antojo... Yo estaba a punto de correrme. Entre gemidos  entrecortados y con la respiración a tope, conseguí decirle: TU PERRITA  SE VA A CORRER

 Le encantaba que me llamara a mi misma perrita, le volvía loco. Nada más  escucharlo me dio una hostia en la cara riéndose, aplastándome la aún  mas contra el respaldo y empezó a mover su polla dentro de mi culo,  mientras me metía dos o tres dedos en el coño, bien fuerte y sin parar.  No paraba de contraerme, a punto de correrme, mientras él me reventaba  el coño y el culo a la vez, haciéndome gemir cada vez más fuerte. Sacó  los dedos de mi coño y me los puso en la boca diciéndome, ahora sí, así  sí que te puedes correr, saboreando el coño de una verdadera puta. Fue  decirme eso y empezar a correrme como nunca lo habia hecho, sin dejar de  gemir a pesar de tener la boca llena, y moviendo mis caderas para que  su polla entrara más y más fuerte dentro de mi culito abierto. Me lo  estaba follando bien fuerte, cada vez más rápido, y yo lo notaba bien  abierto, empapado de flujo... Mientras estaba corriéndome, solté un buen  chorro, empapándole todas las piernas, el sillón, el suelo, JODER, QUE  CORRIDA!! Me dio un poco de vergüenza porque no me dije que me solía  correr así si me ponían bien guarra, y note como se quedó un poco  sorprendido, paro de follarme el culo, me miro a la cara, se acerco y me  beso, y después me dijo: No sabes lo cachondo que me ha puesto ver como  te corres así, he tenido que parar o te llenaba ese culo de perra. Me  giré y me puse boca arriba, con las piernas en alto y la espalda apoyada  en el sillón, y él bajó su cabeza y empezó a comerme el coño,  tragándose toda mi corrida, disfrutando de ella. Me encantó saber que  nunca se habían corrido así y que le había gustado tanto.

 Mientras me reponía un poco, el seguía comiendo... Me lo dejó bien  limpio, metiendo la lengua entre mis labios, succiona do cada rincón, el  clítoris… COMO COMÍA COÑO! Y eso que siempre me ha costado encontrar a  chicos que lo coman tan bien, cabrón, había comido bastantes coños, se  notaba…. 

 Bueno, que me lio jajaja 

 Cuando me lo dejó bien limpio, me cogí de los pies, para que mi coño y  culo quedarán bien expuestos para el, quería que me siguiera follando  hasta que me diera su corrida, quería recibir una buena ración de leche,  me la había ganado por ser tan guarra... Le dije, fóllame como quieras,  solo quiero sentirme bien puta, por favor. 

 Asintió con la cabeza, me dio un par de hostias en la cara, me cogió del  pelo y me dijo, mira como te voy a follar, pedazo de puta.

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